Todos hemos oído alguna vez hablar de las bolas chinas, alguna amiga las tiene y nos las ha recomendado para fortalecer el suelo pélvico o para las pérdidas de orina, o podemos incluso haberlas comprado y no saber cómo trabajar con ellas.
Empezaremos paso a paso, primero conoceremos de dónde vienen, cuáles son sus usos y los tipos de bolas que podemos encontrarnos.
¿Qué son las bolas chinas?
Las bolas chinas o bolas de geisha datan del siglo XVIII y reciben ese nombre porque las geishas ya las utilizaban entonces para mantener la fuerza y el control de la musculatura del suelo pélvico.
¿Cómo son las bolas chinas?
Las bolas chinas están formadas por una o dos bolas, unidas por un cordel, y en su interior tienen una bola pequeñita que al caminar o moverse vibra. Las hay de distinto tamaño, peso e incluso material, recomendándose las de silicona, porque al no ser porosas resultan más higiénicas y fáciles de limpiar.
¿Cómo funcionan?
Al introducirlas en la vagina y caminar, esa pequeña bola comienza a moverse y a vibrar. Es esta vibración la que nos ayudará a tonificar el suelo pélvico, ayudándonos a mantener el tono de base de la musculatura, es decir, la tensión constante que tienen que tener esos músculos.
Otro de sus usos es el de realizar los famosos ejercicios de Kegel con la bola puesta, lo que nos ayudaría a identificar mucho mejor los músculos del suelo pélvico para ejercitarlos.
¿Cuándo están indicadas?
El uso de las bolas chinas no siempre está indicado, ya que no siempre el estado de la musculatura del suelo pélvico es el idóneo para comenzar a trabajar con ellas. Se recomienda siempre realizar una evaluación de suelo pélvico antes de usarlas.
Tras el parto, muchas mujeres que no notan el suelo pélvico “como antes” comienzan a utilizar las bolas chinas pensando que así recuperarán mejor esta musculatura y acaban frustrándose porque la bola se sale, no se puede mantener dentro o duele incluso al intentar introducirla. Tras dar a luz, la musculatura puede quedar distendida o tener alguna cicatriz perineal, así como dolor. No resulta por tanto un buen momento para comenzar a usarlas, ya que primero sería necesario eliminar el dolor y recuperar el control de la musculatura con otras herramientas de trabajo.
También es frecuente que molesten a mujeres con un tono de base alto. En estos casos no es conveniente comenzar a trabajar con las bolas chinas, es como tener los hombros y el cuello cargados y colgarse un bolso pesado. Te sentirías peor, ¿cierto?
En caso de tener una cicatriz en el periné puede ser que el colocar la bola o mantenerla dentro, esta resulte dolorosa o genere molestias, por eso una primera opción sería tratar la cicatriz.
Si el suelo pélvico no tiene resistencia muscular, coordinación o potencia, no es conveniente comenzar a trabajar directamente con las bolas, sino con un entrenamiento específico de la musculatura del suelo pélvico. Es como ir el primer día al gimnasio a hacer ejercicio y comenzar levantando 20 kilos con los brazos, ¿demasiado fuerte, verdad?
¿Valen todas las bolas?
No todas las bolas valen. En el mercado hay muchos tipos de bolas, de diferentes tamaños y pesos, algunas se venden de manera individual y otras vienen unidas.
Lo importante es descartar el dolor y valorar primero la musculatura del suelo pélvico. Una vez hecho esto, se empieza por decidir el programa que se debe seguir desde casa, el diámetro de la bola, el número de bolas y el peso.
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